Un mismo mensaje sobre la evolución, divulgado en dos épocas diferentes y sin conexión alguna, son un eslabón perdido en la historia de Chevrolet y sus vehículos de trabajo en Colombia.
PUBLICRÓNICA No. 113.
Por Camilo Ernesto Hernández Rincón, historiador automotor.
Los seguidores y estudiosos de la publicidad a través del tiempo pueden reconocer patrones constantes en cada campaña, en especial cuando se trata del mismo producto o servicio. Las marcas logran ser más reconocibles cuando el mismo mensaje, eslogan, lenguaje o elemento visual se repite a lo largo del tiempo. Es una fórmula exitosa que garantiza recordación y que se mantiene vigente con rigor.
En los camiones Chevrolet eso debió ser norma, pero no. Con casi 115 años en el mundo y más de 100 en Colombia, ha pasado por etapas como el reciente cierre de Colmotores y su reconversión a la importación. Ya exploramos que, en 1981, su inicio en el ensamble nacional fue con camiones, buses y camionetas, tras un amplio recorrido sustentado en el eslogan «Chevrolet, tradición de calidad, ahora en Colombia».
Entonces, los vehículos de trabajo del corbatín eran tan reconocidos como sus automóviles y como los productos de su marca hermana, GMC. Pero, antes de eso, Chevrolet pasó por todas las vicisitudes propias del caprichoso escenario colombiano: vino o se fue al tenor de disposiciones oficiales, con diversos representantes en varios momentos. Salvo por la cobertura de GM en el mundo, hubiera podido ser una anédcota más.
Chevrolet: así veía la evolución en el pasado
Lo que sí es anecdótico, es el descubrimiento de un mismo mensaje que Chevrolet difundió, en dos épocas diferentes, pero sin conexión alguna entre sus creativos. Para esa época la publicidad, al menos en Colombia, era una actividad casi empírica. Generalmente, los periódicos y revistas recibían el material ya elaborado de la casa matriz o de las agencias, que no tenían equipos de investigación de mercados como hoy.
El primer caso se remite a la transición 1927-1928, en plena «guerra» de Ford vs. Chevrolet por el lanzamiento del modelo «A». General Motors había desplegado agresivas campañas para seguir posicionándose y desviar la atención hacia el líder dormido, que se despertaba de nuevo. Pautaba a diario en periódicos como El Tiempo y, junto a sus autos de pasajeros, potenciaba a los de trabajo con el eslogan «Para transporte económico use Chevrolet».
Ford no era el único competidor de la marca del corbatín. Pero, en este caso, no se habla de los demás camiones presentes en el mercado, sino del transporte convencional en carretillas y carretas tiradas por mulas o caballos, que para esa época seguían primando en un país todavía atado a un pasado casi medieval.
De la carretilla al camión
Prueba de ello, dos anuncios. Uno del 29 de diciembre de 1927 donde, sin ilustración alguna, un texto reza que «El tiro de sangre es anticuado. Hoy, todo el mundo transporta en un camión Chevrolet». El segundo sí recurre a la gráfica como elemento de comunicación principal, y aparece el 9 de febrero de 1928.
El anuncio es de media página inferior. Arriba, el dibujo de una carreta sobrecargada, empujada por un hombre de sombrero y tirada por un fatigado caballo que va cuesta arriba, se acompaña del texto «este cuadro es pintoresco, pero atrasado«. Abajo, a la izquierda, un veloz camión Chevrolet sube la misma cuesta sin dificultad.
Cierran los anuncios la representación de Miguel Samper en Bogotá y su firma asociada, Samper Ángel & Co. S.A. para las ciudades cercanas como Honda, Girardot, Ibagué y Neiva. Estos mensajes buscan demostrar la conveniencia de un producto moderno frente a un método obsoleto.
Lo mismo pero diferente
Desde allí, hay que establecer 25 años de espacio para llegar al mismo mensaje, sobre un contexto diferente. Además de sus automóviles, en 1953 Chevrolet promovía sus vehículos de trabajo ya evolucionados para transporte liviano y pesado a través de El Siglo. Ya bajo la representación de varias empresas de cubrimiento nacional, destacando entre ellas la Compañía General Automotriz de Bogotá, dos anuncios de tres columnas rescatan la comparación entre pasado y presente.
En ambos aparece una caricatura en la parte superior con un mismo mensaje: «Hay muchos sistemas para transportar carga… pero Chevrolet lo hace mejor!», junto a la pick-up 3604 y la furgoneta panel 3805, con especificaciones y dibujos realistas de perfil con tramas de plumilla y tinta.
El mensaje es algo más amable que el de 1927, pero las escenas son más divertidas. Primero, una mula sentada se niega a moverse al látigo de su amo, con apariencia de campesino, y de un niño descalzo que lo empuja. Luego, un trasteo completo sobre una carretilla de mano halada por un carguero de ruana y alpargatas. En ambos, la carga sobredimensionada llama la atención.
Cada uno por su cuenta
Pese a que la motorización llevaba años de ser un hecho, Colombia seguía atada a un pasado rural que hacía de estas escenas parte de una cotidianidad menos evidente hoy. Una coincidencia colateral reside en el hecho de que, el naciente Jeep Willys, también basó su publicidad en el reemplazo de mulas tercas por vehículos prácticos y a la orden.
Lo especial de estos anuncios es que, como se dijo antes, no había una conexión lógica entre ambos. En un cuarto de siglo, no es posible establecer que hayan sido idea de un mismo creativo o ejecutivo, o una imposición empresarial constante por parte de Chevrolet o General Motors.
No se puede descartar si ello haya ocurrido o que los creativos de 1953 hayan encontrado los anuncios de 1928, o supiesen de ellos. Pero no es probable, o comprobable al 100%, si se tienen en cuenta las limitaciones antes enunciadas, cuando en el presente esto es más deliberado y menos resultante de coincidencias curiosas como las de estos anuncios de Chevrolet.
CRÉDITOS
- Textos e investigación: Camilo Ernesto Hernández Rincón.
- Edición de texto, reconstrucción digital de imágenes y Dirección General: Óscar Julián Restrepo Mantilla.
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