Tan original o inédita fue su campaña de lanzamiento, como el modelo mismo. Una lúdica y colorida puesta en escena durante el Salón del Automóvil de Bogotá determinaría el éxito del Renault Twingo, heredero natural del venerado “Amigo Fiel”.
Por: Camilo Ernesto Hernández Rincón (especial para EL CARRO COLOMBIANO).
Regresando a 1992, el Renault 4 se despedía para siempre de Colombia mientras se planteaba su próximo adiós global. A finales de ese año, París se sorprendía con el Renault Twingo. Un simpático y original ‘city car’ de alegres colores y rebosante de juventud, que fundaba la categoría de “monovolúmenes urbanos” y que, no obstante, conocimos tres años después.
Durante ese tiempo, el Renault 9 Brío ocupó el espacio dejado por el “Amigo Fiel” mientras el novedoso Clio llegaba importado de Francia a un precio demasiado elevado en proporción a su tamaño. Pocos lloraban la desaparición del R4, no obstante extrañar un Renault económico y “de combate” en el mercado.
Ya la prensa colombiana había mencionado al Twingo desde su lanzamiento global. Un ejemplar en Rojo Bermellón llegó al país en 1994 para pruebas de ruta, pues Sofasa había tomado una decisión: el pequeño auto entraría en producción para el segundo semestre de 1995, privilegiándolo sobre el Clío que debería esperar un año más.
Muchas formas de presentar un auto
La sorpresa se hizo realidad en la tercera edición del Salón del Automóvil de Bogotá, en noviembre de 1995. A cargo de escenógrafos de televisión, el ‘stand’ de Renault-Sofasa presentó una propuesta inédita que marcaría tendencia para siguientes lanzamientos, en parte inspirada en los parques temáticos de Disney.
Se entraba por una puerta que tenía su nombre escrito en letras multicolor, y en forma de un laberinto con varios pabellones en penumbra relativa, el intrigado espectador se encontraba con el vehículo en sus diferentes colores. Todo esto, ambientado con situaciones caricaturizadas en un estilo minimalista y divertido, oriundos de la campaña francesa de lanzamiento.
Acompañaban la muestra modelos en camiseta y tenis blancos, con overol del color de cada espacio, entregando al público volantes redondos con la información del carro. Al salir por el vestíbulo principal, el visitante llegaba de nuevo al Twingo, pero ahora junto al resto de modelos de la marca.
En simultánea, aparecería en los medios impresos nacionales la publicidad que replicaría la estética de la campaña europea, muy al estilo de los años noventa. Personajes muy elementales, casi de trazo infantil, con el modelo turnándose entre la fotografía y el dibujo. Una caricatura muy simpática que lo asemejaba a un huevo con ruedas y faros muy pequeños, pero notables.
En televisión se emitiría el mismo comercial, que continuaba con la melodía ochentera institucional “Johnny and Mary” de Robert Palmer, pero reducida a violín y voces ‘a capella’. El eslogan fue “Invéntate cómo vivirlo”, con frases que ubicaban al vehículo como una nueva forma de ver el automóvil. Al año siguiente, Clio y Corsa responderían a su modo…
Efectivamente, la campaña causó el efecto esperado, así como otras que también lo harían evolucionar en el mercado nacional hasta el final de su producción, en 2012.
Un puente entre dos épocas
Al comienzo muchos no lo tomaron en serio, como lo demostraría el posterior comercial donde los abuelos dejan a sus nietos por culpa del Twingo. Pero lo cierto es que, al igual que con el R4, Colombia asumió este auto como un heredero legítimo y revolucionario.
Fue un puente entre dos siglos, que aún circula y hace sonreír. La publicidad de esta primera etapa también lo hermana con la del “Amigo Fiel” en el uso de la caricatura y la animación que, hasta ese momento, no se había vuelto a utilizar para el lanzamiento de un vehículo.
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Textos e investigación: Camilo Ernesto Hernández Rincón, historiador automotriz. Especial para EL CARRO COLOMBIANO.
Imágenes: Archivo personal Óscar Julián Restrepo, Camilo Ernesto Hernández, Omar Johannes Pulido, Marcelo Correa, Suplemento “Motor en la Feria” periódico El Tiempo (noviembre/1995).
Restauración de imagen, edición y Dirección General: Óscar Julián Restrepo Mantilla.
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