Un kei car totalmente salido de lo común fue el Mazda Autozam AZ-1, una propuesta diferente desarrollada en conjunto con Suzuki que buscó generar las sensaciones de un carro deportivo en un carro muy pequeño. Hoy es uno de los modelos más escasos de su época.
Gran parte del parque automotor japonés está compuesto de los vehículos conocidos como ‘kei car’, que la mayoría identifica por su forma de cubo y que gozan de una serie de beneficios de tipo fiscal. Esta categoría se determina según el tamaño del carro, y en tal sentido, Mazda propuso en la década de 1990 un deportivo con esas características: el Mazda Autozam AZ-1.
Cabe resaltar que, según la reglamentación que rige en Japón, un kei car debe tener dimensiones máximas de 3,4 metros de largo, 1,8 metros de ancho y 2 metros de alto, además de un motor de hasta 660 c.c. y 64 caballos de potencia. Así, obtienen una rebaja en sus impuestos por lo que se hacen mucho más asequibles para el público.
Así pues, no era fácil lograr un carro que realmente pudiera entregar sensaciones de manejo muy radicales bajo estos parámetros. Sin embargo, Mazda se dio a la tarea y lo logró.
Un proyecto conjunto
Para aquellos años, diversas marcas se arriesgaron con mini deportivos como el Honda Beat, el Suzuki Cappucchino e incluso el propio Mazda MX-5. Sin embargo, la marca de Hiroshima quiso llegar más lejos creando un carro que fuera mucho más emocional y a la vez más pequeño, sin dejar de cumplir los parámetros establecidos para un kei car.
Emprender algo así de manera independiente sería más complejo, por lo que convencieron a Suzuki para que se uniera al proyecto aprovechando su basta experiencia en el desarrollo de kei cars. Esta compañía ya había realizado dos prototipos similares a la idea de Mazda que derivaron en el mencionado Suzuki Cappucchino.
Así, hubo tres prototipos AZ-550 en el Salón de Tokio de 1989: el Type A, con puertas “alas de gaviota” y parte trasera inspirada en el Ferrari Testarrosa; el Type B, más sencillo con luces integradas al bumper frontal y un estilo similar a un pick-up; y el Type C, inspirado en los carros de competencia con cabina tipo burbuja y alerón trasero.
Un kart para las calles
La intención con los prototipos de 1989 era evaluar opiniones respecto a cómo debía ser el modelo final, y en efecto, los ejecutivos de Mazda eligieron al Type A, que no fue el favorito del público pero sí era el más equilibrado para llevar a la producción en masa.
Tras aplicar algunos cambios a su construcción y diseño, añadiendo una gran entrada de aire sobre el capó y un chasis tubular de acero, en septiembre de 1992 estuvo listo el modelo definitivo, para cuya comercialización se recurrió a la submarca Autozam, con la que Mazda comercializaba en Japón sus vehículos pequeños y kei cars.
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Detalles del AZ-1
Así nació el Mazda Autozam AZ-1, cuyas características lo acercaban mucho a un kart: Coupé de dos asientos con puertas tipo “alas de gaviota” y dimensiones muy contenidas: 3,29 metros de largo, 1,39 metros de ancho y 1,15 metros de alto, así como una distancia entre ejes de 2,23 metros.
Era impulsado por un motor ubicado en posición central de 657 c.c. y tres cilindros con Turbo, que entregaba una potencia máxima de 64 caballos a 6.500 rpm y torque de 85 Nm a 4.000 rpm, conectado a una caja manual de cinco velocidades y tracción trasera.
Con un peso de 800 kilogramos, daba una relación peso/potencia de 12,5 kg/caballo logrando una aceleración de 0 a 100 km/h en 11,5 segundos. A su turno, la velocidad máxima del vehículo era de 140 km/h.
Presentado también como Suzuki Cara, el Mazda Autozam AZ-1 tuvo versiones especiales como la Mazdaspeed. Incluía alerones adelante y atrás, amortiguadores con resortes deportivos, barras de refuerzo, diferencial de deslizamiento limitado, rines de aleación, filtro de aire mejorado y un silenciador de acero inoxidable y cerámica.
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El más escaso
A pesar de lo prometedor del vehículo, las cosas no salieron muy bien. El desarrollo fue lento y su lanzamiento algo tardío, ocurriendo justo cuando inició la recesión japonesa de la década de 1990.
Con un precio de lanzamiento en Japón equivalente a $12.400 dólares de la época, la meta de la marca era vender 800 unidades al mes, pero la cifra quedó muy lejos de lo que realmente se logró: 4.392 unidades producidas a las que se suman 531 Suzuki Cara, desde su estreno hasta su retiro del mercado, en 1995.
Hoy en día, el Mazda Autozam AZ-1 es uno de los carros japoneses más escasos y por ende, más buscados por coleccionistas allende las fronteras de su país de origen. De hecho, es el más raro de los kei car deportivos puesto que del Honda Beat se produjeron 33.600 unidades, y del Suzuki Cappuccino fueron 28.010.
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Óscar Julián Restrepo Mantilla. Fuente: Wikipedia, Motorpasión.
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